domingo, 2 de mayo de 2010

Vamos a ensayar.

Es difícil escribir un ensayo de la vida donde no se es el protagonista... tanto que no tengo una puta idea de cómo empezar.
Muchas veces nuestra vida toma el camino que no esperábamos, otras veces toma el camino que tanto anhelábamos y muchas otras un camino se enciende justo cuando estamos por tomar una senda diferente.
No importa que vereda habremos de escoger, pues cada una nos llevara hacia un mundo paralelo existente. La ruta seleccionada nos conducirá justamente hacia donde debemos ir mostrándonos los conocimientos necesarios para nuestras vidas.
Hay tantas cosas en nuestra vida que nos cambian tanto, tanto que ni siquiera notamos que nos cambian, son cosas tan pequeñitas, que rara vez nos detenemos a observar esas pequeñeces; pero cuando lo hacemos notamos que son cambios radicales en nuestras vidas.
Son estas emociones, ideas, percepciones, guiadas por los más profundos deseos del corazón, las que nos conducen por los senderos de la vida.
Justamente una de estas cosas insignificantes fue la que me ha traído hasta donde estoy hoy, sin entender que tanto han afectado en mi los mundos de mis paralelos. Y ahora sólo estoy aquí.
Pensar como ha cambiado tu vida en un año; lo primero que llega a tu mente es la mujer que te botó, las materias que reprobaste, los amigos que perdiste, la idea de que año con año se te van quitando las ganas de conocer a la gente, después te acuerdas de los buenos ratos, de las sonrisas, de las miradas tatuadas en las fibras mas profundas del alma, te acuerdas de que estuviste enamorado.
Y te preguntas ¿qué tanto aprendí de todo esto?, esperas una larga respuesta de sabios, como en un podium hablándole a un grupo de alcohólicos sobre como superaste tu problema de alcoholismo, y de pronto te detienes… te das cuenta de que estás repitiendo la misma oración pero con otras palabras, notas que no entiendes nada de lo que estás diciendo y te sientes confundido.
Volteas a ver la sarta de idiotas que te están oyendo decir tonterías y por un momento piensas que alguno de ellos te dirá algo, te tachara de ignorante, todos los demás te voltearan a ver con cara de desprecio y tú te quedarás allí solo, pero te equivocas por qué nadie se da cuenta de que estás repitiendo exactamente el mismo patrón de rendimiento ante el conocimiento.
Sólo entonces te quitas el papel de orador para pasar a ser el de aprendiz y te das cuenta de que lo que realmente aprendiste no fue poner más atención en clase, mucho menos desconfiar más de la gente; no, nada de eso, lo que realmente aprendiste es que las cosas no dejaran de ser cosas, que por más palabras que existan en el vocabulario jamás habrá alguna que pueda expresar correctamente tus emociones, aprendiste que el mejor conocimiento no se aprende cuando se quiere sino cuando se debe. Te diste cuenta de que el mejor maestro puede ser uno mismo y de que las peleas contra el destino siempre son batallas perdidas. Comprendiste que el aprendizaje se volvió imprescindible para ti. Intentaste observar, sentir, expresar, aprendiste que nunca dejaras de aprender. Te diste cuenta de que no podrás ser protagonista de una vida en la cual sólo eres un aprendiz.
Por eso un año te puede mover la vida, esta vida que no es una, es un conjunto de vidas bien mezcladas: la vida que queremos, la vida que tenemos y la vida que podemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario